martes, 17 de diciembre de 2024

Diario de un Viejo Joven

 

Llego el 17, la vela grande se prende ante la imagen venerada de San Lázaro, recibo felicitaciones, abrazos y muchos besos de mi esposa, la llama de la vela baila feliz y con ella toda la salud del mundo, me río con cierto nerviosismo y con la fe de las muletas y los perros, es mi cumple y lo se, y me gusta saberlo. 

Amanece mas tarde que nunca, mi hija entra con el merengue de mi pastel deseado, llena de regalos, soy eterno, inmortal y cumplo años hoy, el 17, como el Santo Milagroso que me lego el nombre propio y la fe. Y con el abrazo y beso bendito, la frase que agita todos los orígenes : !FELICIDADES PA ¡

Bailo al ritmo de la vela, mientras desayunábamos los tres, pruebo los regalos y me embarro de amor y merengue con jugo de guayaba y excelentes bocaditos preparados por expertos y obsequiado por mi hija y esposa. ¡ Coño, soy feliz !

Llegan señales del mundo, los lejanos, los de siempre, los de sangre, agua del San juan y abrazos que rompen mis huesos, pero como es San Lázaro, no me duelen y se curan pronto. Me acuerdo de todo y de todos, aunque soy tan joven como viejo, para no hacerle caso al tiempo y sus burlas pesadas.

La vela se mantiene encendida mientras el retrato de mi Madre y Padre, me hacen un guiño de aprobación. Tengo ganas de caminar sobre todos los ríos y llegar al mar, saludar y seguir caminando, fumarme un tabaco hecho en Vuelta Abajo, lavar mi cuerpo con miel y humo de lo que fue y nunca dejo de ser, pero es mi cumple y tengo que romper la piñata, dejarme lamer por mi perro y seguir siendo un joven viejo.   

domingo, 25 de febrero de 2024

La Espiritualidad del Artista



Ella solo era una utopía, nació en el mal llamado invierno caribeño, su cuerpo estaba hecho de papel y pegamento, El, aunque tenia documentos y acta de nacimiento, no estaba convencido de su existencia, así se lo enseñaron los primeros infectados con el virus de la impunidad.
Por las noches contaban estrellas, inventaban  historias y lloraban junto al río del medio, que durante siglos sirvió de cementerio a todos los poetas inventados y hasta los que todavía no habían sido concebidos en la la vieja aldea con aspiraciones de gran ciudad.
La verdad es que no se dejaban ver, ni siquiera por otros condenados, la incomprensión de esa época era la que decidía quien debía cortarse la lengua y quien no. Y así se hizo hasta el final de los tiempos.