martes, 27 de noviembre de 2018

Escuchando mi canto interno.

Existen muchas maneras de ser uno mismo, y una de ellas, es escuchando tú canto interno, ese que viene desde lo más profundo de tu ser.
Claro que puede equivocarse el canto,  también es una manifestación humana del sentir.
Lo que no se confunde, gracias a su autenticidad, es el momento preciso en que comienza la interna melodía. Entonces es cuándo no puedes evitar dejarte llevar, y ser un fiel seguidor del mismo.
Hoy estoy cantando desde lo más honrado de mis tantas melodías y en la piel me suena el mar, el tabaco y la esperanza.  Escucho  al pasado y también al futuro, pero solo entiendo de presente.
No espero nada, no especulo ni hago futurismo, sólo quiero escuchar, aunque en el intento, tenga que castigar a mi enorme ego.


domingo, 4 de febrero de 2018

¿Que veinte años no es nada?

Que veinte años no es nada, forma parte de la letra del conocido tango y también de la frustración que tengo como ciudadano, que hace mas de veinte años  vive en la ciudad de Buenos Aires.
Tanta desfachatez, tanta indolencia y tanto abandono por parte de las autoridades de la ciudad, mas allá del color político e ideológico que tengan.
 En los últimos años la ciudad ha sufrido una fuerte transformación que lejos de hacerla ver como una ciudad moderna, la ha convertido en un mamarracho de edificios unidos unos con otros por concreto, dinero y mal gusto que solo enriquece a pequeños y poderosos grupos financieros. Si vemos en la actualidad la avenida Nueve de Julio, ya no es la mas ancha y elegante del mundo, por que una innecesaria serpiente de concreto llamada Metro bus, la atraviesa con el pretexto de mejorar  la circulación de colectivos , que bien podía haberse logrado sin tanto daño al corazón de la ciudad.
 Y el Zoológico, que con  engañosa justificación ecologista, abrió las puertas a la inversión inmobiliaria de los pequeños grupos financieros.
Por que no se ha solucionado la contaminación eterna del llamado Riachuelo, y las costas del Río de La Plata, que al no estar habilitada para el uso humano de sus aguas, los porteños deben trasladarse cuatrocientos kilómetros, para refrescarse en verano en las aguas del costa atlántica, o conformarse con el ridículo invento de playas secas con arena y piscinas dibujadas en el concreto.
Ya en la ciudad no quedan avenidas que no hayan sido violadas por el engendro metrobusiano o su hermanita conocida como bici senda, que pude ser importante el propósito, pero no como fue ejecutado.
 Ya por ultimo los monumentos, trasladados y mutilados por obra y gracia de la sordera política, y que decir de las Plazas de la ciudad, enrejadas y condenadas a no ser mas el emblema de cada barrio, perdiendo su esencia y la mas  sagradas de ella, La Plaza de Mayo, que ahora en nombre de no se que esta sufriendo la más vil y cruel transformación.
 Recordemos que con lo que recauda la ciudad en impuestos y otras trampas gubernamentales, es suficiente ´para el  mantenimiento y restauración de los valores históricos que una ves hicieron de esta ciudad una de las mas hermosas y bellas del mundo.