domingo, 29 de mayo de 2011

DEPREDADORES PROPIOS Y AJENOS.

Que feo es ver un como un animal se come a otro de su propia especie, ya sé, que son cosas de la evolución, pero no deja de ser muy desagradable. Como se desgarran, se destruyen sin ningún tipo de consideración, solo pensando en ganar, en sobrevivir, en ocupar el lugar del otro.
Los animales en esas circunstancias se vuelven salvajes, primitivos, motivados solo por el deseo instintivo de destruir, de vencer y de matar.
No importa las relaciones, ni los tiempos felices, ni que cuando eran inocentes cachorros jugaban y corrían juntos disfrutando del milagro de la vida, esa que cuando crecen quieren y necesitan arrancarle al semejante.
El mundo esta lleno de animales depredadores que necesitan alimentarse, de inocentes victimas y de los giros propios del destino, hoy comes, mañana serás comido.
No quiero que los animales dejen de alimentarse, no quiero impedir la evolución, no quiero ser animal, ni devorar a mis semejante, me niego a cantar triunfos sobre el cadáver de alguien que alguna vez en la vida, camino por donde yo camine, respiro mi aire y compartió mis olores.
Cuidado hermano, en las afueras de nosotros mismo esta reinando un animal.

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